La frontera de Ceuta: vidas al límite

La ciudad se ahoga estrangulada por el colapso de su frontera con Marruecos y entre denuncias de vulneración de los derechos humanos.

  Colas de hasta seis horas para atravesar de un lado a otro en coche. Marroquíes, principalmente mujeres, haciendo noche a la intemperie para al día siguiente poder llegar a tiempo a sus trabajos en Ceuta. Y el eslabón más débil: porteadores, mayoritariamente porteadoras, que se juegan la vida a veces por no más de 10 euros: en solo un año han fallecido al menos seis aplastadas en avalanchas humanas. Todo ello en un contexto de presión migratoria.
“Ceuta vive de Marruecos”, se afanan en subrayar los ceutíes. Para la economía de la ciudad es crucial el marroquí que llega para alojarse en sus hoteles, comer en sus restaurantes, disfrutar de su ocio y comprar en sus comercios. Pero este visitante está dejando de entrar ahuyentado por la masificación de la frontera y por las informaciones sobre el decomiso de productos. La consecuencia: el cierre de empresas, en el municipio de más de 40.000 habitantes con la mayor tasa de paro de España.
Pese a la crisis, Ceuta es vista por los ciudadanos del país árabe como una tierra de oportunidades, a la que los residentes de Tetuán pueden pasar sin visado gracias a una exención del Acuerdo de Schengen de principios de los 90. A su amparo, la población de esta provincia se ha multiplicado por cinco. Al efecto llamada ha contribuido el porteo, un trabajo en condiciones infrahumanas pero que se ha convertido en el único sustento para miles de personas. Las recientes limitaciones en el número de porteadores diarios por el paso habilitado exclusivamente para ellos han desviado actividad a la frontera común, a pie, pero sobre todo en vehículos. Son los conocidos como coches patera, más rentables que trasladar la mercancía andando.

Ninguna administración española ha tomado cartas en el asunto en 20 años...

.... y no hay efectivos policiales suficientes para atender semejante tránsito. La situación ha tenido que llegar al límite para que se empiece a hablar de medidas, que deberán consensuarse con Marruecos y Marruecos no reconoce a Ceuta como territorio español. No cobra aranceles aduaneros al género que le llega desde la ciudad autónoma y de ahí las críticas contra un contrabando que algunos se empeñan en denominar comercio atípico. ONG y partidos de la oposición culpan también al Ejecutivo español de mirar hacia otro lado ante las porteadoras y refutan sus argumentos de que poco más de lo hecho ya se puede hacer por trabajadoras de otro país.

CEUTA EN DATOS

El precio del bulto que trasportan los porteadores varía. Puede caer hasta los 10 euros pero también ha llegado a alcanzar picos de 120, casi la mitad de lo que un marroquí medio gana al mes en cualquier empleo, en caso de encontrarlo.
“Han venido muchos del centro de Marruecos a buscar trabajo en la zona y hay quien ha comprado el certificado de residencia para poder entrar a Ceuta para llevar mercancía”, apunta Ahmed Biyuzan. Son empadronamientos ficticios, personas que solo viven en la región entre semana, muchas veces hacinadas en habitaciones o incluso garajes, según cuenta este periodista marroquí que vive en Castillejos, en la provincia de Tetuán, cuya población supera actualmente el millón. El Gobierno alauita ha empezado a investigarlo y ya hay empleados de Ayuntamientos en prisión y mandos policiales en problemas.

"Mafias que dominan todo"

Ahmed Biyuzan, periodista marroquí.
Introducir la mercancía en el país de esta manera es más barato que hacerlo por el puerto de Tánger, donde sí se pagan aranceles. Las autoridades españolas insisten en que en Ceuta no se produce ninguna irregularidad porque los productos que desembarcan en la ciudad se gravan igualmente con los impuestos establecidos.
Partidos como Podemos acusan no obstante al Gobierno de estar permitiendo que no haya una aduana y de que se lleve a cabo un contrabando a costa del lomo de seres humanos. ¿Por qué? La situación es delicada. El propio ministro de Agricultura marroquí, ante un contencioso con la UE en materia agrícola, afirmó el año pasado en una entrevista que "el problema de la emigración es muy costoso para Marruecos y Europa debería apreciarlo en su justo valor". "Por qué vamos a seguir haciendo de gendarmes", se preguntaba.
El incremento del número de porteadores dejó pequeño el puente del Biutz (foto 1), abierto exclusivamente para ellos en 2005 y del que pronto empezó a haber denuncias sobre su escasa seguridad. La inauguración en febrero de 2017 del Tarajal II (foto 2), un paso más ancho, más organizado y con vallas antiavalanchas, se vio como la corrección necesaria.
Pero el efecto llamada y la concentración de 7.000 porteadores en el polígono obligaron a cerrarlo de inmediato cuatro días más tarde. La Delegación del Gobierno, evidenciando la saturación del paso, estableció en marzo y en junio dos medidas para intentar garantizar la seguridad del tránsito: un cupo máximo de 4.000 personas diarias (cifra que nunca ha llegado a cubrirse, ya que Marruecos solo deja pasar una media de 2.000) y un reparto semanal por sexos (ellas portean lunes y miércoles; ellos, martes y jueves).

Hasta 4.000 porteadores pueden cruzar a diario por el Tarajal II. Ellas, lunes y miércoles; ellos, martes y jueves

La cifra máxima diaria hace que literalmente se maten por un ticket para cruzar. Gastan un dinero y un tiempo altísimos en su objetivo de llegar a la frontera. Van en taxis compartidos desde Tetuán, Castillejos u otras localidades cercanas. Si no cruzan, además del tiempo y de no tener jornal, pierden el dinero del desplazamiento”, afirma Cristina Fuentes, miembro de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA).
Además, esta organización ha sido muy crítica con la última medida lanzada el 9 de abril por un grupo de empresarios, que consiste en el uso obligatorio de carros para transportar los paquetes. Según esta asociación, dicha iniciativa ha sido tomada de forma unilateral sin contar con las porteadoras, ni con el riesgo que podría conllevar portear de esta manera si se produjeran avalanchas.

Jadiya, porteadora desde hace 16 años

“Si hubiera trabajo en Marruecos, no vendríamos”

Al menos seis mujeres perdieron la vida entre marzo de 2017 y enero de 2018 aplastadas en su intento de cruzar la frontera. Ahmed explica que las primeras muertes se produjeron a consecuencia de una mayor afluencia de porteadores que, atraídos multitudinariamente por el anuncio de mejoras en el paso y bajo las nuevas restricciones de cruce, se veían obligados a luchar cada mañana por ser los primeros en la cola. “Después de separarlos por género, las últimas han muerto porque hay un grupo de mujeres, muy conocido en la zona, que no pasa la noche esperando su turno. Dan dinero a la gente de seguridad marroquí, llegan a última hora y, desde un muro, saltan sobre las demás, provocando avalanchas”, resalta el periodista.
  Los seis sucesos tuvieron lugar en territorio marroquí pero su gravedad no debería dejar impasible a nadie. “Estamos hablando de derechos humanos. Aunque no sea en el lado español, están muriendo personas que están siendo aplastadas. Cuando hay muertes es un problema de vital importancia y de todos los intervinientes”, requiere Esteban Rodríguez, secretario territorial del Sindicato Unificado de Policía (SUP). "Si no se ocupa de ellos su país ahí tenemos que estar las personas que luchamos por que todos tengamos una justicia social, sobre todo cuando se tienen responsabilidades políticas", coincide Maribel Lorente, presidenta de la ONG Digmun.
Esta ceutí conoce muy bien la frontera y asegura que “no se ha vivido antes una situación tan caótica como esta”. “Lo peor de todo son las muertes, no tienen comparación con el resto de cosas, pero los problemas de la frontera están repercutiendo en la ciudad a todos los niveles”, clama, y advierte: “Si no se agiliza y se dignifica la frontera, Ceuta tiene mucho que perder. Tiene todo que perder”.
El Tarajal II y las medidas adoptadas tras su apertura han contribuido al colapso de la frontera común. Además de intentar cruzar por ella porteadores a pie cuando no pueden hacerlo por la entrada habilitada para ellos, la reducción del flujo por dicha instalación ha incrementado el número de coches patera. Por un vehículo cargado de mercancía se llegan a pagar hasta 300 euros.

Abdelkader, empleado en el polígono

“Están quemando Ceuta poco a poco”

Los comerciantes denuncian que a esto se suma la confiscación desde finales del año pasado de productos para consumo propio. “Últimamente toda la gente que viene a comprar cualquier cosa llega a la frontera y se lo requisa la Guardia Civil. Ha corrido la voz y la gente ya no viene a comprar”, lamenta Abdelkader, empleado de una tienda del polígono.
La Delegación del Gobierno niega este extremo y asegura que el decomiso solo se produce cuando "la irregularidad es evidente": “La normativa sobre régimen de viajeros establece que por la frontera común solo se puede pasar con una o dos bolsas, no con grandes bultos. Haciendo uso de la picaresca, quienes no han podido pasar el bulto por el Tarajal II lo dividen en pequeñas cantidades e intentan colarlo entre varias personas".

LAS HUELLAS DEL DESASTRE

El mapa de la frontera

 
Ocho kilómetros de valla separan a Ceuta y Marruecos. Una frontera que cruzan al día más de 30.000 personas por el Tarajal I y cerca de 2.000 por el Tarajal II. Allí se dan cita porteadoras y porteadores, comerciantes, miembros de seguridad, trabajadores fronterizos o simples ciudadanos que siguen su camino entre España y el país árabe.

Cinco vidas en la frontera

Porteadoras

Tres mujeres, tres historias, y un denominador común, extensible a muchas otras personas que portean en el polígono del Tarajal, jugándose la vida cada día.

Porteadores

Abdel es de Tetuán y entre transporte y comida se deja unos 10 euros cada vez que va a Ceuta. Sus días de porteo son martes y jueves.

Los comerciantes del polígono

“Por una frontera digna” es el lema que ha conseguido unir a empresarios, sindicatos y partidos de la oposición para exigir medidas contra la asfixia económica y la mala gestión.

Fuerzas de seguridad

Denuncian la falta de personal y de medios técnicos. Están sometidos a una fuerte presión y reconocen que no existen ni protocolo ni pautas claras a seguir.

La seguridad privada

Son empresas privadas que, por obligación expresa del Gobierno de España, se encargan a diario de la seguridad en los diferentes polígonos del Tarajal, en la frontera de Ceuta.

Un problema de difícil solución

Las autoridades españolas tienen la esperanza de que la ampliación de la frontera mejore la situación. El inicio de las obras está previsto para 2019 y la inversión ascenderá a 20 millones de euros. La Delegación del Gobierno baraja igualmente la posibilidad de otro paso más para los porteadores, pero es una iniciativa que no ha comenzado a gestarse. Lo que no contempla es reabrir el paso de Benzú, como piden instituciones, empresarios y algunos partidos, una frontera no operativa desde principios de los 2000 por cuestiones de seguridad.
La senadora Fátima Mohamed añade que el Gobierno español va a intensificar el diálogo y la colaboración con las autoridades marroquíes para reordenar los flujos de personas, vehículos y mercancías. Ella es uno de los dos representantes por Ceuta que hay en la Cámara alta, ambos del PP. Mohamed asegura que entre las medidas que se van a adoptar también están la apertura de una explanada cercana a la frontera como zona de espera de porteadores para descongestionar, así como incentivos al comercio o el turismo. El abaratamiento del transporte marítimo para turistas de fin de semana, la reducción del IPSI a la importación; ayudas a autónomos y pymes, o el refuerzo de medios y recursos de inspección en Servicios Tributarios también están en la lista de soluciones.
Desde el Sindicato Unificado de Policía (SUP) consideran que si la reforma de las instalaciones no va acompañada de un incremento en el número de efectivos seguirán “trabajando en precario”. Exigen además que el Ejecutivo español y el marroquí pacten un protocolo de actuación “claro” y que involucre a todos los intervinientes, para que cada uno sepa con exactitud cuáles son sus cometidos y cómo actuar.
A España se le pide que no se despreocupe de los porteadores y que dignifique sus circunstancias. “Se está dando una vulneración de los derechos humanos y sucede en nuestro suelo”, afirma la senadora de Podemos Maribel Mora, una de las políticas que más preguntas ha planteado sobre el tema en el Parlamento, con el objetivo de visibilizar lo que considera “una explotación humana propia de otras épocas”. Plantea mejorar los lugares y las instalaciones en las que se desenvuelven y convenios en materia laboral con Marruecos. Todos los actores coinciden en señalar que la solución definitiva sería la apertura de una aduana que permitiera una actividad comercial legal.
En ese intento de dignificar, los comerciantes han prohibido la carga de la mercancía a la espalda y desde el 9 de abril debe llevarse en carritos. Varias porteadoras, en declaraciones a Ceutaldía, han mostrado su rechazo a esta medida porque consideran que puede ser más peligroso en caso de avalancha, porque tienen que desembolsar un dinero para adquirirlo y porque la mercancía que puedan llevar se verá reducida.
Aún es pronto para determinar si esta iniciativa logrará ser plenamente implementada o si ocurrirá como con la limitación del tamaño de los fardos a 60x40cm. Con esta medida se pretendía controlar el tamaño a través de unos medidores, pero ante las quejas de los comerciantes por las restricciones de carga no siempre se cumple.
El delegado del Gobierno, Nicolás Fernández Cucurull, ha elevado al Ejecutivo central la petición de que desaparezca la exención del Acuerdo de Schengen, que todo el que quiera entrar necesite un visado, con lo que las autoridades españolas podrían filtrar a quién dejan cruzar.
El asunto debe abordarse a nivel de la UE pero no parece que Marruecos estuviera muy de acuerdo: el porteo ha sido siempre una forma de no tener que preocuparse por la subsistencia de parte de la población. “Hay muchas personas que piden a los responsables marroquís que monten en la región una zona industrial”, señala el periodista Ahmed Biyuzan. Esa alternativa parece que no llega pero algo podría estar cambiando, más allá de la lucha contra los empadronamientos ficticios en la provincia de Tetuán.
¿Se puede acabar con el porteo sin dejar sin sustento a tantas familias? ¿Cómo dignificar un trabajo en los que hombres y principalmente mujeres actúan como mulas de carga? ¿Sería la solución establecer una aduana comercial? ¿La ampliación de la frontera descongestionará el tránsito o acarreará que más gente intente entrar? Ceuta se enfrenta a grandes retos y de cómo y con qué celeridad les dé respuesta depende el futuro de miles de personas.

Créditos

  En este especial han participado: Araceli Guede (textos y entrevistas), Jorge París (fotografía), Guillermo Fernández Savater (vídeo), Carlos Gámez Kindelán (diseño y gráficos) y Álex Herrera (coordinación y producción).